Jueves Santo
JUEVES SANTO
Este día se celebraba la última cena de Jesús y al mismo tiempo la institución de la iglesia.
En la tarde del Jueves Santo tiene lugar la misa de la Última Cena. Al finalizar la misa tiene lugar la procesión hacia el monumento con el Santísimo, que irá acompañado con el incensario y dos velas. Posteriormente se reza delante del monumento y se finaliza en silencio quedando la iglesia abierta para el culto. Al acabar la celebración eucarística se retira el mantel, las velas y los libros del altar, así como las alfombras y todas las flores que haya en la iglesia, excepto las de aquellos santos que se van a procesionar el Viernes Santo. De esta forma la iglesia queda vestida de luto hasta la espera del gran día de Resurrección.
El día anterior se prepara el Monumento, que es donde va a residir el Cuerpo de Cristo desde su prendimiento hasta la resurrección. El monumento actualmente consta de un Sagrario, doce cazuelas, una toalla, una palangana y numerosas velas y flores, todo ello dispuesto conmemorando la Última Cena.
Antiguamente este día se ponía una lista donde aparecían los cabeza de familia con una hora asignada para ir a velar el Monumento, de modo que nunca quedara la iglesia sola. También se cubría todos los santos de la iglesia con telas moradas en señal de luto por la muerte de Jesús. No se vuelve a oír el sonido de las campanas desde el Jueves Santo hasta el Domingo de Pascua, por lo que la juventud antiguamente iba avisando por la calle con carracas para anunciar la hora de la misa. El monumento antiguamente era una serie de telas de gran tamaño con imágenes de judíos y de motivos ornamentales donde quedaría reservado el Santísimo.
Una canción que se canta tradicionalmente este día es la siguiente:
Jueves por la noche fue
cuando Cristo enamorado
con todo el pecho abrasado
quiso darnos a comer
su Cuerpo Sacramentado.
Sentóse Cristo a la mesa
con todo el Apostolado
tomó con su mano diestra
un pan y fue consagrado
que a todos repartiera.
Pero aquel manso Cordero
con todo el poder y gracia
quiso darnos por entero
su gloria, su Cuerpo y Alma,
mas le dió a Judas primero.
Antes de haber comulgado
a todos sus pies lavó;
también a Judas malvado
un sermón le predicó
mas poco le ha aprovechado.
Judas desoyó el sermón
pues tenía ya tratado
la venta de su Señor
con el Senado inhumano
para darle muerte atroz.
Salióse desesperado
y marchó a Jerusalén
diciendo al pueblo malvado:
salid, salid y prended
a mi Maestro falsario.
¡Oh paciencia de Jesús!
¡Oh soberbia lucifina!
que entregas al Redentor
a gentes vil y lascivas
sin usa de compasión.